viernes, 20 de marzo de 2009

HISTORIA DE LA COMUNICACIÓN POR ALAMBRES : INICIOS DEL TELEGRAFO Y EL TELÉFONO.

Desde tiempos inmemoriales , el hombre ha utilizado algún método de señales a través del espacio para ponerse en contacto con sus semejantes , tratando de vencer las distancias , y satisfacer así una de las mayores necesidades humanas como es la comunicación .

Algunos de los métodos están explicados en la literatura actual con lujo de detalles , mientras otros, son tan sólo mencionados casualmente en alguna antigua obra literaria. Se sabe que Ciro el Grande , Rey de Persia , empleó un misterioso sistema de señales , por el cual podía enviar un mensaje a través del Imperio Persa en un día, distancia que un hombre a caballo no recorrería en menos de treinta días.

Los soldados romanos enviaban señales moviendo sus escudos , en posiciones determinadas o mediante destellos producidos por dichos escudos con la luz del Sol.



Los indios americanos hacían una hoguera que tapaban periódicamente con una manta para producir una secesión de penachos de humo, que eran traducidos en palabras por un observador distante.

La Historia Sagrada contiene muchas referencias a señales hechas con humo, y se cree que esta clase de señales se enviaron desde la torre de Babel. Napoleón, en su campaña de Rusia, se comunicaba con París, en días despejados, por un sistema continúo de estaciones semafóricas. El sistema semafórico de comunicación llamado telégrafo se desarrolló, en efecto, de un modo considerable en Francia y en menor grado en Inglaterra y Alemania .

Ninguno de estos métodos podía ser empleado de noche, ni aun de día bajo condiciones de escasa visibilidad. Cuando Arthur Wellesley, Duque de Wellington estaba luchando en España hubo gran pánico en Londres un día por un mensaje semafórico enviado desde Portsmouth al almirantazgo, diciendo: "Wellington, derrotado." Algo más tarde, estas palabras más, "a los franceses", se recibieron, y que se habían tenido que demorar por una súbita niebla en Portsmouth .

La comunicación de noche por destellos de luces ha sido empleada durante muchos siglos. Se cree que la China fue la primera en utilizar los cohetes como señales a lo largo de la Gran Muralla para avisar algún ataque inminente. El mismo artificio se empleó durante muchos años como señal de naufragio por los barcos en el mar. En algún tiempo, la armada británica enviaba seriales de noche subiendo y bajando una linterna en un balde.

En muchos casos, cuando la visión se hacía difícil, se enviaban señales mediante sonidos de campanas o pitos y hasta fusiles. La distancia a que podían enviarse las señales directamente por alguno de estos medios estaba limitada por la sensibilidad del ojo o del oído y por la naturaleza de los obstáculos intermedios. Únicamente el heliógrafo, o espejo reflejando los rayos del Sol, podía utilizarse para señales en distancias de varios kilómetros. En todos los demás casos, las señales tenían que repetirse de estación a estación, trabajosamente y bajo condiciones favorables para evitar los errores de transmisión.

El hecho de que la electricidad podía enviarse a través de un alambre de longitud considerable fue demostrado primeramente por Stephen Gray (1666-1736) en 1729; pero al parecer no se le ocurrió que su descubrimiento proporcionaba el medio para la rápida transmisión de señales. La primera indicación acerca del empleo de la electricidad en la comunicación aparece en una carta anónima al Scot's Magazine en 1753. Se cree que esa carta ha sido escrita por Charles Morrison, un cirujano escocés.


Preparando el Camino para el Advenimiento del telégrafo Eléctrico

El método que propuso Morrison, como muchos otros que le siguieron, exigía el uso de tantos hilos como letras habían de ser transmitidas. Cargando los hilos sucesivamente con una máquina electrostática ( en aquel tiempo no había pilas ni dínamos ) , y haciendo que las respectivas cargas atrajesen pedazos de papel al otro extremo de la línea; se podían enviar despachos a una o dos millas de distancia con considerable rapidez.

El desarrollo del telégrafo eléctrico como se lo conoció en los primeros años del siglo XX , desde esta primitiva sugestión, exigió muchos años de descubrimientos e invenciones. Primeramente se hizo necesario proporcionar mejor aislamiento para los conductores. El uso de aisladores de cristal sobre postes de madera, como se empleó después , no fue adoptado hasta 1828.

Más importante todavía fue la invención de la pila eléctrica, que podía enviar una corriente constante a través de los hilos. Aunque la primera pila fue construida por Volta en 1800, una pila de suficiente energía para los fines del telégrafo no fue inventada hasta 1836 . En la primera parte del siglo XIX , varios inventores idearon telégrafos eléctricos que no exigían mas que dos conductores , constituyendo una mejora notable sobre los anteriores sistemas.

El descubrimiento por accidente del electromagnetismo por el danés Hans Christian Oersted, en 1820, puede decirse que ha sido el episodio culminante en el desarrollo del telégrafo eléctrico. Bien entendido que antes de este descubrimiento podían enviarse diferentes impulsos de corriente eléctrica por un hilo de considerable longitud, pero no se había encontrado un medio satisfactorio de reconocer este impulso en el extremo receptor de la línea. Muchos métodos toscos se habían empleado con este objeto. De Salvá, un español, sugirió, por ejemplo, que un hombre colocado en el extremo receptor de la línea cogiese los cabos de los hilos con ambas manos e interpretase el despacho por medio del número de sacudidas eléctricas que recibía.

Oersted descubrió que una aguja magnética situada cerca de un hilo podía ser desviada cuando se enviaba una corriente a través de ese hilo. Andre Marie Ampére sugirió inmediatamente que la desviación de una aguja magnética podía ser utilizada para la recepción de señales eléctricas; pero un sistema práctico de telégrafo de aguja no se ideó hasta 1837, por Wheatstone y Cook, en Inglaterra. Joseph Henry, siendo profesor en el colegio de Princeton, contribuyó de un modo importante al conocimiento del electromagnetismo, entre 1828 y 1831.

Demostró que el efecto magnético de una corriente eléctrica podía amplificarse muchas veces enrollando un hilo alrededor de una barra de hierro dulce y explicaba a sus alumnos la posibilidad de tocar las Campanas de una iglesia a distancia con su electroimán. Es realmente curioso que el profesor Henry, con su. insuperado conocimiento de la electricidad y magnetismo, no apreciase la importancia industrial de su electroimán.


El Telégrafo Eléctrico Realizado al fin como Resultado de una Conversación Fortuita
Parece que la invención del moderno telégrafo, por Samuel Finley Breese Morse, un artista profesional de la América del Norte en 1837, fue consecuencia de una conversación muy fortuita entre Morse y el doctor Charles T. Jackson, de Boston, durante un viaje del Havre a Nueva York en 1832.

Después , cuando Morse fue demandado para defender sus patentes ante el Tribunal Supremo, en 1850, el Dr. Jackson argumentó que él había sugerido la mayoría de los factores que llevaron a la invención a Mr. Morse durante ese viaje marítimo. El profesor Henry también estableció que los principios del invento de Morse eran de conocimiento vulgar antes del registro de la patente. El capitán y pasajeros del barco impugnaron la declaración del doctor Jackson, sin embargo, y el Tribunal mantuvo la validez de la patente de Morse.

Que Morse haya hecho uso o no de las sugerencias de otros no interesa ahora , el caso es que él triunfó a fuerza de paciencia y perseverancia, construyendo un telégrafo eléctrico que era superior a cualquiera de los otros. Su primera línea fue construida con un presupuesto votado por el Congreso, entre Baltimore y Washington, en 1844. El principio del telégrafo Morse es semejante al empleado luego en todas partes.

Cuando el conmutador en la estación emisora está cerrado, la batería envía una corriente a un electroimán colocado en la estación receptora, siendo conducida esta corriente por un simple hilo aislado y retornando por la tierra.

Cuando la corriente pasa a través de las bobinas del electroimán, una lámina de hierro, mantenida separada de los polos del electroimán por un ligero muelle, es atraída con un agudo golpe seco.

En el primer telégrafo de Morse, al extremo de la lámina vibrante de hierro iba colocada una pluma. La atracción de la lámina de hierro obligaba a la pluma a hacer contacto con una tira móvil de papel, marcando en él una serie de cortos trazos rectos que representaban con su longitud la duración relativa del tiempo que el circuito había estado cerrado, transmitiendo así el mensaje en puntos y rayas.

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