viernes, 22 de mayo de 2009

Juicios de Dios


¿Cuándo y por qué se desencadenan los juicios de Dios sobre la tierra? ¿Cuáles fueron los más severos juicios de Dios en el pasado, esos que podrían denominarse de “tierra arrasada”? Si examinamos en la Escritura atentamente sus causas, podremos extraer conclusiones acerca de los que vienen.


Los juicios que vienen

De todos los juicios de Dios sobre el mundo en el pasado, los tres más terribles y devastadores han sido el diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra y la destrucción de los cananeos, en tiempos de la toma de posesión de Canaán.

Si miramos atentamente en las Escrituras veremos que todos ellos tienen un común denominador, que las causas que los motivaron son las mismas. Y no sólo eso: comprobaremos que hay una extraordinaria semejanza entre aquellas causas y nuestros tiempos.

El Señor Jesucristo fue explícito en decir que los días de su Venida serían semejantes a los días Noé, y a los de Lot en Sodoma, lo cual les confiere un especial valor para nuestro estudio.

Los días de Noé

Para ver cómo eran los días de Noé iremos a Génesis capítulo 6.

Allí dice que “la maldad de los hombres era mucha”... “todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”... “y se corrompió la tierra delante de Dios”... “y estaba la tierra llena de violencia”... “la tierra estaba corrompida”... “Toda carne había corrompido su camino sobre la tierra” (1-12).

Estas frases hablan principalmente de la maldad, la violencia y la corrupción.

La maldad


La maldad era en aquel tiempo, como lo es hoy día, consecuencia de un corazón inclinado al mal. Todo designio de su corazón era solamente el mal. Hoy en día la maldad está siendo alentada por los grandes cerebros de la industria bélica, al crear más y más letales armamentos; y de la industria de la entretención, al ofrecer en películas y videojuegos malignos modelos de acción.


Estos modelos han traído funestas consecuencias en el último tiempo.

El año 1999 espantó al mundo con tres asesinatos escolares masivos. En el primero de ellos, ocurrido el 20 de abril, dos adolescentes asesinaron brutalmente a 12 compañeros y un profesor en Littleton, EE.UU, para luego suicidarse con sendos disparos en la cabeza. Eric Harris y Dylan Klebold pertenecían a una mafia escolar pro-nazi adicta a la música satánica, y a los juegos violentos de Internet. Ellos habían dicho que querían pasar a la historia como los adolescentes más malévolos de Estados Unidos. Ocho días después, en Alberta, Canadá, un adolescente inició un tiroteo similar en una escuela. Al día siguiente, en Gloucester, Inglaterra, lo mismo. Hace pocos días, en el 2001, la historia se volvió a repetir.

Aunque la maldad de los adultos está dando hoy su fruto en guerras y delitos en todo el mundo, es en los jóvenes donde la maldad está aun potenciándose para dar su fruto de muerte mañana.

Esto dará mucho más que hablar todavía. Las semillas de la maldad se están sembrando por doquier. Ya se están comercializando videojuegos que representan torturas, matanzas, asesinatos y ejecuciones. Uno de ellos, titulado “Unidad de Tortura”, incluye una caja con funciones de cámara de tortura.

Un estudio de la organización “Paz Ciudadana”, en Chile, reveló que un 79% de los adolescentes que delinquen señalan como programa favorito de TV los dibujos animados “de acción”, como “Los caballeros del Zodíaco”, “Dragon Ball-Z” y otros, que contienen altos índices de violencia.

La violencia

La violencia es el segundo signo de los días de Noé. En todo el mundo hay alarma por la violencia, que ya no es un brote aislado por aquí y por allá, sino que es toda una epidemia. Los gobiernos e instituciones creadas ‘ad hoc’ no han logrado detenerla. La mayor preocupación de la gente sigue siendo ésta, y la propuesta de los futuros gobernantes apunta a paliar este flagelo.

La corrupción

En Génesis 6 se cuenta de una extraña relación que se estableció entre los “hijos de Dios” y las “hijas de los hombres”. A la luz de Job 1:6; 2:1 y 38:7, estos “hijos de Dios” de Génesis 6 son ángeles (caídos, espíritus malignos) que se unieron a mujeres, y de esa unión nacieron gigantes, llamados “nefilim” (el significado original de “nefilim” es, precisamente, “caídos”).

Este pecado es repetido después en Sodoma y en Canaán. Judas 6-7 señala claramente que los ángeles (caídos) no guardaron su dignidad, y pecaron mezclándose con “carne diferente”.1

Esto hace alusión a las relaciones sexuales entre demonios y seres humanos. Esto, que puede causar sorpresa y horror a muchos, no debe extrañar. El diablo, al unirse a una criatura inferior, se aparece a Eva en Génesis 3 en forma de serpiente. Luego, en Génesis 6 tenemos a los ángeles caídos uniéndose con mujeres.

En nuestros días el demonismo está adquiriendo ribetes espantosos. La corrupción sexual no sólo se está dando en relaciones contra naturaleza (hombres con hombres y mujeres con mujeres), sino también en aquella grotesca forma de sexualidad de Génesis 6 y de Sodoma.

David Wilkerson, en 1973, publicó un libro en que profetiza, tocante a este asunto: “Junto con la explotación de todo tema sexual, se hará énfasis en la sangre, la violencia y las prácticas de ocultismo. Se glorificará a los demonios, los diablos y la hechicería. El más reciente tipo de desviación sexual será el concúbito entre demonios y seres humanos. En estas exhibiciones dramáticas se presentará al demonio como el padre de la sexualidad.” 2

Tal vez los líderes del mañana, que construirán un mundo eficiente, pero impersonal, desarrollado técnicamente, pero malévolo, sean algo más que hombres: una mezcla de carne humana con “carne diferente”, como los “semidioses” de la mitología pagana, super-dotados, invencibles y brutales.

Este parece ser uno de los principales signos del tiempo del fin.

Cuando esto ocurrió en el pasado, Dios decidió enviar sus juicios sobre la tierra. Cuando esto llegue a su colmo en el futuro, Dios enviará de nuevo su juicio.

Sodoma y Gomorra

El pecado mayor de Sodoma y Gomorra tiene que ver con el relajamiento moral, y específicamente, con la generalización del problema homosexual. Si miramos el relato de Génesis 19, encontramos que, a la llegada de los ángeles a Sodoma, todos los varones de la ciudad se agolparon en la casa de Lot con la intención de violarles. Lot, que había logrado preservar a sus hijas vírgenes, no habría podido defender a esos varones, huéspedes suyos, de no mediar una intervención sobrenatural por parte de ellos.

Hoy en día, el problema homosexual ha perdido su carácter pecaminoso en nuestra sociedad, y se está aceptando como una conducta normal. Los grandes diarios, otrora conservadores, están abriendo lentamente sus páginas para ellos.

La escritora española Rosa Montero representa muy bien esta postura en un artículo publicado en “El Mercurio” (Revista “El Sábado”, 27-11-99, p. 20) en el que aplaude el avance que ha tenido en Europa la causa “gay”, en áreas tan distintas como el ejército, la educación y la publicidad. Montero considera la aceptación de la homosexualidad y de la transexualidad como una señal de “tolerancia y apertura”. “Los géneros sexuales –afirma– están dejando de ser ese encierro estereotipado y atosigante, ese marco estrechísimo del ser que mutila a hombres y a mujeres, amputando a unos su emocionalidad, a otras su autonomía intelectual, a todos, nuestra libertad y nuestros deseos.”

Es de todos sabido que en los últimos 30 años el movimiento ‘gay’ ha registrado un avance notable, sobre todo en los países desarrollados, donde hay cada vez más homosexualidad asumida y militante.

El Parlamento Europeo, desde 1994, ha estado abogando sistemáticamente ante los países miembros de la Unión para que se otorgue a las parejas homosexuales los mismos derechos que tiene el matrimonio tradicional.

Varios países, como Alemania, Canadá, España, Francia, Hungría, Islandia, Noruega, Suecia, Dinamarca, Groenlandia y Holanda acogieron esta recomendación, y millares de parejas homosexuales han seguido los trámites para el reconocimiento, e incluso están siendo autorizados para adoptar niños huérfanos. Aun más, recientemente en Holanda se acaba de legalizar el matrimonio homosexual.

Según datos de la ILGA –una federación que agrupa a más de 400 organizaciones de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales de los cinco continentes– hay 88 países donde el homosexualismo entre varones es ilegal y 44 donde no es permitido el lesbianismo. Mientras que en otros 88 países es legal para hombres y en 79 para mujeres.3

Actualmente, la actitud de los homosexuales es casi tan desenfadada como lo era en tiempos de Sodoma. El 28 de junio recién pasado, como todos los años, los gays de las principales ciudades del mundo salieron a las calles a realizar actos y marchas reivindicatorias, con discursos, pancartas, y el apoyo de grupos de poder político y económico.

En Chile, un país tradicionalmente católico, varias figuras públicas que gozan de gran popularidad, han reconocido que son homosexuales y ni siquiera se esfuerzan por esconderlo. ¡El mundo se acerca peligrosamente a Sodoma!

Canaán en días de la conquista

Dios, hablando con Abraham, le profetiza que sus descendientes iban a estar en Egipto 400 años, y que en la cuarta generación irían a Canaán –no antes– “porque –le dice– aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí” (Gén.15:16). Dios no envía sus juicios antes de tiempo, pero cuando el tiempo y las condiciones se cumplen, ¡entonces sí! Fue así en los días de Noé, en los de Lot, y también en los de la toma de posesión de la Tierra Prometida.

En los días de Josué, Dios ordenó a Israel que destruyera todo vestigio de la civilización cananea. Sin embargo, el pueblo no obedeció cabalmente; al contrario, se unieron a ellos. Y cada vez que el pueblo se unió con los cananeos, hubo problemas, y éstos se relacionaban con dos asuntos: la idolatría y la fornicación.

En Números 25:1-2 dice: “El pueblo comenzó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.” Estos dos pecados –la idolatría y la fornicación– van de la mano.

Este pasaje es casi una réplica de la adoración del becerro de oro en el Sinaí, en que los israelitas adoraron al ídolo y fornicaron. Era lo que habían visto hacer a los egipcios, y lo mismo que hacían los cananeos y todos los pueblos paganos en sus días. La fornicación era parte de la adoración a los ídolos. Las sacerdotisas de esas falsas deidades eran, en verdad, prostitutas.

Aquí en Canaán habitaban en ese tiempo, además, otro tipo de gigantes, los anaceos o “anaquim” (Núm.13:33 y numerosos otros pasajes). Ellos tenían la misma procedencia que los “nefilim”. El pecado sexual con “carne diferente” se había implantado también en este lugar. Y, tal como las veces anteriores, los juicios de Dios se desencadenaron, inevitablemente.

Los juicios de Dios se apresuran sobre la tierra cuando confluyen los factores anteriormente nombrados, pero en especial, uno: el desorden moral, con la explosión de la homosexualidad, la perversión y, lo que es más grave aún, la intervención demoníaca en la vida sexual de los hombres.

Que el Señor tenga misericordia de esta generación y salve a muchos de los juicios que vendrán. La ira de Dios está a punto de derramarse, porque la maldad ya está llegando a su colmo.

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