
La muralla madrileña está protegida por ley desde el año 1954. Otro hallazgo, bajo la misma plaza, es el de la fuente de los Caños del Peral, de siete bocas y del siglo XVI, que se abastecía de un potente viaje de agua que allí vertía.
Obra de Juan Bautista de Toledo, arquitecto de San Lorenzo de El Escorial, ha sido localizada durante la ampliación (hasta 841 metros cuadrados) del vestíbulo de la estación de la línea 2 del metro.
La zona donde se ha encontrado la muralla ocupa un espacio relleno con echadizo y escombro entre el suelo de la plaza y el túnel del ferrocarril; éste fue excavado en mina, según fuentes de la obra. Los restos de la fortificación -cuyo descubrimiento trascendió a primeros de agosto aunque se sabía de su existencia meses antes- forman un tramo de cuatro metros de anchura por siete de longitud y algo menos de un metro de altura.
Compuesto de pedernal, argamasa y mampuesto, se encuentra a unos seis metros de profundidad, cerca del centro de la plaza.
Según una portavoz de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, “aún no se ha evaluado la importancia de los hallazgos por lo que resulta prematuro pronunciarse sobre si las obras serán o no aplazadas”.
El lienzo de la muralla se alinea con una atalaya cuyos cimientos quedaron musealizados en el estacionamiento de la plaza de Oriente. Según Cristina Segura, catedrática de Historia Medieval en la Universidad Complutense, “lo hallado posee gran importancia patrimonial”.
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