lunes, 22 de junio de 2009

COMO EN LOS DÍAS DE NOÉ, Y COMO EN LOS DÍAS DE LOT

Como en los Dias de Noe y Lot
Estudio bíblico en cuanto a los días de hoy

Desde hace 15 o 20 años hasta esta parte, han ido aumentando por miles y miles los creyentes de corte neopentecostal/carismático, que han llegado a creer y creen, que los cristianos iremos paulatinamente estableciendo el Reino visible en esta Tierra. Es decir, que iremos tomando posiciones de gran relevancia a todo nivel en este planeta, en rabiosa pugna con la evidente y monstruosa maldad que crece desbordándose desmesuradamente por doquier. Estos queridos hermanos creen que una vez los cristianos hayamos vencido el mal en este mundo, entonces podrá regresar el Señor Jesús.

Sin embargo, la Biblia enseña otra cosa muy diferente. Jesucristo mismo aseguró que Su venida sería en días como los de Noé y los de Lot. Me gustaría, por tanto, en este extenso artículo tratar acerca de esta importante y decisoria cuestión.

1. Acerca del error y peligro de la llamada teología del Dominio (dominionismo).

A la manera de arriba de interpretar los tiempos y las sazones, así como al presunto devenir glorioso de la Iglesia en este mundo agonizante, se le llama dominionismo, y es escatología proveniente del seno de la iglesia católico romana, originándose a partir de Orígenes (s. III) y posteriormente, y sobre todo, de Agustín de Hipona (s. IV). No es por tanto conforme a la sana doctrina de nuestro Señor Jesucristo.

Después de sabiamente responder Jesús a los fariseos en cuanto a que en esta dispensación el reino de Dios es primeramente espiritual e invisible, y no es, por tanto, tangible o palpable (ver Lucas 17: 20, 21), les advierte a sus discípulos, que iba a venir el tiempo en que Sus discípulos “desearíamos ver uno de los días del Hijo del Hombre”, y no lo veríamos (v. 22). En ese contexto, Jesús nos advierte que se iban a levantar personajes diciendo: “ahora son los días de poner en orden todas las cosas en esta tierra”; sinónimo de: “Aquí está el Reino”, pero la consiguiente advertencia del Señor es: “No vayáis, ni los sigáis” (v. 23).

No obstante, desobedeciendo al Señor, sea por desconocimiento, sea por negligencia, demasiados discípulos de Cristo están siguiendo a aquellos que aseguran que “Ahora es el establecimiento del Reino” en este planeta.

¡Pero el Señor Jesucristo, ya nos lo advirtió: “No vayáis, ni los sigáis”! (Lucas 17: 23)

Por lo tanto, para empezar como tal, el Reino (mesiánico), tiene que ver exclusivamente con la venida del Rey (leer Lucas 17: 24).

Una de las cuestiones problemáticas y peligrosas al interpretar el motivo de la estadía de la Iglesia en este mundo según la teología del Dominio (o dominionismo), es que por parte de esos millones que actualmente están sinceramente creyendo que los cristianos vamos a conquistar en el nombre de Jesús esta tierra, discipulando las naciones, etc. lleguen a experimentar una tremenda desilusión y desengaño. Porque así como fieles que son, y creyendo por tanto en la obra de la Cruz, han llegado también a creer en esa espuria fe triunfalista, poniéndola al mismo nivel de la verdad revelada, de manera que al ver que se les caen al suelo sus expectativas de conquista, se les caiga también el verdadero entendimiento de la obra de Cristo, y consecuentemente la verdadera fe.

Lo diré de otro modo: Para esos muchos, “triunfo (o conquista) de la Iglesia en esta tierra es igual a triunfo de Jesús en la Cruz”. Es decir: “Porque Cristo triunfó en la Cruz, Su Iglesia conquistará este mundo para Él”

Lo primero es verdad de Dios. Lo segundo no lo es.

No se puede ligar el triunfo de Cristo en la Cruz con una hipotética, y a todas luces falsa conquista de este mundo por parte de una Iglesia que ni siquiera ha sido todavía glorificada.

Como venimos diciendo, el problema subyacente aquí, es que cayéndose por tierra el concepto de “triunfo” y “conquista” de la Iglesia sobre este mundo, tal y como tantos y tantos creen hoy en día, del mismo modo, también se les pueda caer al suelo la verdad de la obra de verdadero triunfo de nuestro Señor en la Cruz. A eso se le llamaría, apostasía.

Esa es una técnica de manipulación de las tinieblas que al diablo le ha dado muy buen resultado. Permítanme darles un ejemplo reciente de esto:

En España ocurrió algo similar, o al menos comparable. Muchos todavía creen que mi país es católico, pero eso fue antes, ahora ya no. Verán por qué.

Durante los años de dominación del franquismo, la iglesia católica y romana campaba por sus respetos en nuestro país, y todo el mundo era católico aquí. Al acabarse el régimen franquista, entrar la democracia y la libertad de elección cúltica, el español dio la espalda al catolicismo.

Para la mentalidad de la España franquista, la iglesia católica representaba a Dios de forma absoluta e inseparable. Al caer al suelo la iglesia católica, para la mentalidad del español, Dios cayó también. Es decir, un concepto, arrastró consigo en su caída a otro.

El Valle de los Caídos es símbolo por excelencia del vínculo ineludible entre el franquismo y el catolicismo romano” .

¿Se dan cuenta? Cuando una gran mentira se llega a creer, al punto de ser considerada una verdad sin paliativos, y llega a formar parte de un todo de verdad, cuando se descubre falsa, se llega a rechazar el resto que sí es verdad. En inglés existe un adagio: “arrojar al niño junto con el agua sucia”.

Este es, a mi modo de entender, el gran peligro que existe en creer que los cristianos vamos a transformar las sociedades y naciones de este mundo, y aún creer que Dios lo va a hacer en esta dispensación. Cuando eso no ocurra (como no va a ocurrir, sino en el Milenio), entonces muchos, desilusionados, echarán el “niño con el agua sucia”.

El niño (la sana doctrina) vale; el agua sucia (la falsa doctrina), no. Mejor arrojar AHORA el agua sucia, y ¡quedémonos con el niño!

Hoy por hoy es indiscutiblemente necesario que los cristianos que lo somos, que amamos al Señor y Su venida, nos despojemos de toda falsa creencia que enrarece nuestra vida espiritual, y aun nos puede resultar en piedra de singular tropiezo.

Hablando de falsa doctrina; Randy Clark, muy conocido internacionalmente, fundador del Apostolic Network of Global Awakening (Red apostólica del despertar global), en la declaración de fe de la Red aludida, nos asegura que ahora estamos en el tiempo del Reino sobre esta tierra, y que éste será consumado con la venida en gloria de Cristo.

Es decir, enseña que la Iglesia, y principalmente a través de los “ungidos”, está transformando este mundo para que Cristo pueda volver. Hasta que este planeta no haya caído a los pies de los “ungidos” de la Iglesia como representante ésta de Cristo, Él no podrá volver para entonces dar por finalizado el Reino.

Esa es una de las cláusulas de su declaración de fe que hay que aceptar si se quiere ser miembro de su ministerio “apostólico” internacional.

Esos “ungidos”, vocablo que se traduce por “cristos”, son de los que el mismo Señor habla en Mateo 24: 5;

“Porque vendrán muchos en Mi Nombre, diciendo: “Yo soy el cristo; y a muchos engañarán”.

Nótese que se presentan ante los demás como cristos, es decir, ungidos, en el nombre de Cristo. Esto está ocurriendo hoy en día, sobre todo en el contexto neopentecostal. Nótese también que el Señor mismo dijo que engañarían a muchos. En este sentido, hoy en día, el mayor crecimiento numérico, viene dado por el movimiento neopentecostal.

Rick Joyner, llamado profeta internacional, miembro de la ultra católica y esotérica Orden de los Caballeros de Malta (*), y uno de los principales exponentes del neopentecostalismo/carismatismo actual, dice así acerca de los “ungidos”:

“Los verdaderos apóstoles y profetas de los últimos días, están madurando ahora y empezarán a recorrer la tierra durante los próximos años” (énfasis del autor) (2)

Jesús aseguró que muchos falsos profetas se levantarían, y engañarían a muchos (Mt. 24: 11), por tanto, todavía deberemos esperar un cada vez mayor nivel de engaño en medio del pueblo de Dios.

(*) “La Orden de Malta es una Orden religiosa desde 1113, año de su reconocimiento por parte del Papa Pascual II. Como Orden religiosa está ligada a la Santa Sede. Al Gran Maestre, la Iglesia [católico romana] le atribuye el rango de cardenal. Los miembros de la Orden deben vivir según los principios de la Iglesia [católico romana] y de la Orden”.

“Reunión de los Caballeros Católicos de la Orden de Malta, a la cual pertenece el “evangélico” Rick Joyner”.

Para entender un poco mejor el posicionamiento de Rick Joyner, así como el de cientos más de la hornada “profética” neopentecostal/dominionista internacional actual, permítanme transcribir aquí uno de sus múltiples comentarios, en este caso, acerca del papa idólatra mariano más grande que jamás haya existido. Por causa de la defunción de Juan Pablo II, escribió al respecto en su artículo “Un verdadero santo”:

“No tengo la menor duda de que Juan Pablo II fue un hombre de Dios, y que todos los cristianos deberíamos estarle agradecidos y llevar luto...Yo amaba y admiraba al papa Juan Pablo II. El fue uno de los más grandes hombres de Dios de nuestro tiempo”.


“Juan Pablo II fue considerado el papa más idólatra mariano que jamás haya existido”

Con esta tarjeta de presentación, lo demás ya es más fácil de comprender...

Dualismo, reemplacismo: error

El escenario que presenta la escatología dominionista posmilenarista, es el de un dualismo sin parangón (**)

(**) El dualismo es la creencia orientalista de la constante lucha entre el bien y el mal.

En simple clave reemplacista, Rick Joyner, sigue diciendo:

“Este es el conflicto final entre la luz y las tinieblas profetizado en pasajes como el de Isaías 60: 1, 2... Cuando vemos aquí que las tinieblas cubren la tierra y una oscuridad profunda cubre a la gente, la gloria del Señor está creciendo y apareciendo en Su pueblo. Esta aparición de Su Gloria será literal y visible, comenzando a aparecer en Su pueblo... Las naciones serán guiadas por tu luz, y los reyes, por tu amanecer esplendoroso. Alza los ojos, mira a tu alrededor: todos se reúnen y acuden a ti. Tus hijos llegan desde lejos; a tus hijas las traen en brazos. Verás esto y te pondrás radiante de alegría; vibrará tu corazón y se henchirá de gozo; porque te traerán los tesoros del mar, y te llegarán las riquezas de las naciones” (5)

Rick Joyner parafrasea los pasajes de Isaías 60: 1-5, que de forma específica son para el Israel del Milenio (Ap. 20), y los traslada a la Iglesia de esta dispensación actual. Craso error.

“Rick Joyner”


Confundir el papel futuro de Israel con la Iglesia, la cual está esperando el Arrebatamiento de un momento a otro; el primero (Israel) para ser salvo (Ro. 11: 16) y ser exaltado sobre las naciones en el Reino Mesiánico – ver Is. 2: 1-4; Mi. 4: 1-5-, y la segunda, una vez glorificada, ser la Esposa del Cordero a Su lado para siempre (Ap. 19: 7, 8), es el gran error que muchos están creyendo a pie juntillas.

Por ello, la espuria doctrina escatológica dominionista que enseña que los cristianos vamos a ir conquistando todas las posiciones relevantes de este mundo, cristianizando el planeta, discipulando las naciones, instaurando el Reino visible, etc. para que así Cristo pueda volver, se da absolutamente de bruces con lo que el mismo Jesucristo dijo de forma clara, diáfana, explícita, poderosa, y conforme a Su autoridad:

¡La venida del Hijo del Hombre sería en los días similares a los que fueron los días de Noé (Mt. 24: 37; Lc. 17: 26), y los días de Lot (Lc. 17: 28-30)!

2. Los días de Noé


“Mas como en los días como los de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24: 37)

El Señor Jesucristo no nos dijo el día en que iba a volver (Mt. 24: 36), pero nos dio, entre otras, una pista: Su venida sería como en los días que fueron como los de Noé.

Lo primero que podemos destacar de esos días aludidos, es que en absoluto fueron días de avivamiento; triunfo y conquista de los buenos. En ninguna manera fueron días de establecimiento del Orden Divino sobre la tierra conforme a pureza, santidad y temor de Dios, sino, de forma radical, todo lo contrario:

Los días de Noé fueron así: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha sobre la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6: 5).

El estudiar los días que fueron los de Noé y los de Lot, nos va a ayudar a entender varias cosas. Una de ellas es acerca de los tiempos actuales, otra, la tremenda similitud de aquellos días con estos de ahora.

“Representación de la construcción del arca”

Los días de Noé: El materialismo y ateísmo práctico, como fundamento y base para la maldad.

La gente antediluviana era materialista, ocupada de las cosas temporales, viviendo como si no hubiera Dios en el Cielo ni en la Tierra. Vivían ausentes de Dios. Eran, por tanto, impíos.

A pesar de la tremenda violencia y maldad que caracterizaba aquellos días de Noé, el Señor Jesús no enfatiza ese hecho, sino que más bien va a la raíz del asunto: a la preocupación enfermiza de las personas de aquel tiempo por las cosas mundanas de la vida diaria. El Señor lo expuso del siguiente modo:

“Porque en los días antes del diluvio, estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento” (Mateo 24: 38)

Vemos que la expresión de perversión y maldad en general, son fruto y consecuencia de un dar la espalda a Dios, y vivir conforme al sentido de la libertad en auto suficiencia, que no es otra cosa sino libertinaje, y por tanto, rebelión contra Dios.

Los días de Noé: Rechazo de la Palabra de Dios

A pesar de las advertencias de Noé, pregonero de justicia (2 Pr. 2: 5), las gentes no escucharon, sino que se mantuvieron indiferentes, y aún burlándose. Estaban seguros en sí mismos, prescindiendo de lo que Dios tuviera que decir; en este caso, que Su juicio iba a ser inminente, cosa que jamás creyeron, hasta que lo padecieron en carne propia, y no pudieron escapar.

Jamás tomaron en serio a Dios, menos todavía a su portavoz, Noé.

Noé fue en este sentido un tipo de iglesia fiel, que predica la Palabra de Dios en estos tiempos. Tristemente, no sólo los actuales impíos actúan de forma similar a los hombres del mundo antiguo, sino que muchos creyentes, a modo de la mujer de Lot, tampoco, viviendo en una cotidianidad secularizada, como si nunca fuera a volver el Señor a por los Suyos. Muchos de seguir así, no estarán listos para cuando Él regrese (ver Lc. 21: 36)

“Los coetáneos de Noé se burlaban de su predicación, ciegos como estaban a causa de su materialismo, como en el día de hoy”.

A. El tiempo previo a los días de Noé

La acción de los juicios de Dios, siempre llega cuando la maldad sube a su máxima expresión sobre la tierra. Fue así con Sodoma y Gomorra (Gn. 19), fue así en relación con los amorreos, habitantes de Canaán (Gn. 15: 16); fue de igual modo con la humanidad antediluviana, y será así, sin lugar a dudas, con la humanidad actual. Esto constituirá el fin del tiempo de los gentiles (ver Lc. 21: 24; Hchs. 15: 7; Ro. 11: 25, Ap. 6-19; etc.)

Por ello, nos será muy útil entender cuales fueron los días previos al colmo de la maldad que hizo que Dios tuviera que exterminar aquella creación, excepto ocho personas y muchos animales.

a. Caín, y los hijos de Caín

Después de la caída de Adán y Eva, el relato del Génesis nos habla con cierto detalle de un personaje, el primogénito de esos dos primeros seres humanos, y fruto directo de su rebelión: Caín.

Caín, asesino de su hermano Abel, fue el prototipo de la maldad en el hombre desde el principio. Tanto es así, que se podría hablar del espíritu de Caín cuando nos referimos a la maldad humana. Era tan malévolo ese hombre, que los demonios tomaron un tremendo lugar en él y también en su descendencia.

Impiedad y apostasía de Caín

Una vez, Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová (Gn. 4: 3). Esa ofrenda no iba a ser acepta por Dios porque provenía de una tierra corrompida, maldita por causa del pecado (Gn. 3: 17), y todo lo que Caín quiso ofrecer a Dios era fruto de maldición. Todo ello representaba su pertenencia a un mundo bajo condenación.

Sin embargo, Abel dio una ofrenda a Dios que sí aceptó con agrado. La sangre de lo mejor y más estimado de los primogénitos de sus ovejas, representaba el póstumo sacrificio del Cordero de Dios; el Hijo de Dios, el primogénito de toda creación (Col. 1: 15), como ofrenda por la redención de la humanidad.

Cuando Caín vio que no consiguió agradar a Dios (aun que no buscaba hacerlo), buscó el agradar a su dios, al maligno, al cual a sabiendas o no, servía. Sin lugar a dudas, Caín fue el primer satanista de la historia de la humanidad. Caín entregó a su hermano a la muerte, muerte de la cual Satanás iba a tener por aquel entonces el imperio (ver He. 2: 14b). La sangre del justo Abel que derramó, fue ofrenda al diablo (véase bien Gn. 4: 11). Toda sangre injustamente derramada por el hombre, es ofrenda y poder para el maligno, porque en la sangre está la vida (Lv. 17: 11)

Por aquel entonces, el diablo estaba “tomando” su lugar en este mundo (1 Jn. 5: 19b). Por ello, a la par de su devenir inicuo, Caín encabezó lo que podríamos denominar el avance tecnológico y cultural de aquellos primeros tiempos. Muchos de esos logros fueron por inspiración y dirección satánicas.

El inicio de los viajes

En Génesis 4: 16, vemos acerca del inicio de los viajes. Caín sale de la presencia de Jehová, y por su cuenta y riesgo – principio de la auto suficiencia y rebelión - fue a habitar a otro lugar, a tierra de Nod, (la tierra del errante Caín)

Así fue en el principio, y así sería en el final de los tiempos, es decir, en estos días. El ángel le dice a Daniel que en el tiempo del fin muchos irían de aquí para allá (Dn. 12: 4b). Nunca antes se ha viajado tanto en este planeta como en estos tiempos.

“Pintura de Fernand-Anne Piestre Cormon, titulada: "Cain huye de la presencia de la maldición de Dios”, año1880, Musée d'Orsay, Paris.

Surgimiento de las ciudades

En Génesis 4: 17, vemos acerca del surgimiento de las ciudades. Esa es la primera referencia en cuanto a la formación de las ciudades. A partir de ese momento, la saga de Caín empieza a formarse y a establecerse por esa tierra bajo maldición, por la que había ido errante.

Ganadería industrial; industria metalúrgica; industria musical

En Génesis 4: 20-22, vemos acerca del surgimiento de la ganadería industrial, la industria metalúrgica, y el surgimiento de los instrumentos musicales.

Caín y su descendencia reemplazaron a Dios por el materialismo. Todas estas cosas que conformarían el mundo y sus deseos (1 Jn. 2: 15-17); cosas no en sí malas, pero provenientes del espíritu de Caín, llegarían a ser lo más importante en los días de Noé, exactamente como lo son hoy en día.

Es de todos sabido, que cuando servimos a lo material, ya no servimos al Dios que lo creó, venimos entonces a ser adoradores de Mamón y sus anexos.

Esa dependencia de lo material, devenga en un ateísmo práctico el cual proveniente del espíritu de Caín, fue en los días de Noé, así como lo es hoy en este mundo que cada vez más le da la espalda a Dios.

Adulterio y violencia

Sumándose al amor por lo material, en los días de Caín surgieron la poligamia y de nuevo la violencia (Gn. 4: 19, 23, 24). Esto llegó magnificado hasta los días de Noé... ¿y no les suena familiar hoy en día?

La violencia de todo tipo es moneda de cambio cada minuto de cada día en cualquier lugar del planeta. Y si hablamos de poligamia, también; ¿De cuántos adulterios podríamos hablar, incluso entre aquellos que se llaman cristianos?

Así pues, vemos una conexión entre la maldad y el progreso en lo material. El progreso no es malo en sí, pero siempre ha ido acompañado de la iniquidad desde Caín. De nuevo vemos en el libro de Daniel, que el ángel le informa al profeta acerca de la ciencia que iba a aumentarse en el tiempo del fin (Dn. 12: 4), y díganme, ¿no son estos, y sin precedentes, los días del aumento de la ciencia y del conocimiento?

b. Set, y los hijos de Set

La Biblia nos dice que en aquellos días de expansión del espíritu de Caín, Adán y Eva tuvieron a Set. Pasaron muchos años (Gn. 5: 3) desde el principio, y Dios en su misericordia, les concedió un sustituto de Abel, porque eso es lo que Set significa. Si Abel hubiera representado a la humanidad temerosa de Dios, Set proseguiría en esa misma línea.

Leemos que en cuanto a la descendencia de Set, “los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová” (Gn. 4: 26). De esa genealogía, con los años, nacería Noé. De hecho, para los días de Noé, sólo él representaría a Set y su búsqueda de Dios.

Sólo un hombre, Noé, no era suficiente para aplacar la justa indignación y juicio de Dios. Inexorablemente, la destrucción vendría sobre toda la faz de toda la tierra.

“Cuando nació Enós, hijo de Set, los hombres comenzaron a invocar el nombre de Dios”.

B. La maldad de los hombres en los días de Noé y de hoy
Ya en el tiempo de Jared, padre de Enoc, padre de Matusalén, abuelo de Noé (Gn. 5: 16-21), “la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y todo designio de los pensamientos del corazón era de continuo el mal” (Gn. 6: 5). Conforme a Génesis 6: 1. esto ocurrió coincidiendo con la multiplicación de los hombres sobre la faz de la tierra.

De igual manera, en estos días nuestros, la maldad ha proliferado sin freno desde el momento en que, a raíz de la revolución industrial de finales del siglo XIX y el consiguiente culto a lo material, la población mundial fue aumentando vertiginosamente llegando a los más de 6 mil millones y medio actuales, cantidad inconcebible hace sólo 70 años atrás.

Insistimos. Ha sido y es el culto a lo material, a lo creado. Se ha ido sustituyendo el culto a Dios, por el culto a la criatura. La maldad subsiguiente es obvia, como subproducto de la adoración a las cosas antes que al Creador. En Romanos leemos toda una lista de esa malignidad, cito: deshonra de los cuerpos; pasiones vergonzosas, lesbianismo, homosexualidad, lascivia encendida hombres con hombres y mujeres con mujeres; atestados de injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, envidia, homicidio (aborto), engaños, soberbia, deslealtad, etc. etc. (Ro. 1: 26-31)

Sin lugar a ninguna duda, los mismos días de Noé, son los días de hoy, no obstante, aun y viviendo en los días como los de Noé, una inmensa cantidad de personas ni siquiera se da cuenta de la realidad.

Lamentablemente, eso también es operativo en muchos miles de cristianos, que siguen creyendo que vamos a “conquistar las naciones”, para que Cristo pueda volver, engañados por presuntos hombres de Dios que también les enseñan que:

“Tu necesitas verte a ti mismo de la manera que tu desees ser, y no es suficiente el verlo, sino que necesitas aprender a decirlo” énfasis nuestro)

Con ese tipo de mensajes, convierten al cristiano, no en un seguidor de Cristo, sino en un pequeño cristo, que debe ser lo que él desea ser, olvidando las mismas palabras de Jesús, Quien enseñó todo lo contrario:

“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de Mí, la hallará” (Mateo 16: 25)

Ese es el principal problema que la Iglesia afronta hoy en día: la soberbia, codicia y auto suficiencia del creyente, que llega a vivir de espaldas a la voluntad de Dios, y muchas veces ni siquiera se da cuenta de ello, alentado por mensajes de auto complacencia y egocentrismo de falsos maestros.

“Joel Osteen y su familia en el Wembley Arena en Londres, el 6 de julio de 2007. Ante más de 5.000 reunidos allí, compartió junto con su esposa, su conocido “mensaje positivo”del cual hemos extraído aquí unas frases”

3. Los días como los de Lot

“Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban, mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17: 28-30)

Como vemos, el Señor Jesús también comparó los días de Su regreso a los días como los que vivió Lot.

Como comparó el día de Su venida con los días de Noé, esta vez tampoco el Señor en primera instancia nos habla de “grandes” pecados. Si nos damos cuenta, según el albedrío del hombre natural, llevaban vidas normales. Por ello, era una cotidianidad totalmente ausente del temor de Dios, materialista a ultranza, como la de hoy en día.

Como dice MacArthur: “Ninguna de las cosas citadas por Jesús en relación con los días de Noé o de Lot era pecaminosa en sí misma, pero las personas estaban tan absorbidas en las cosas de esta vida, que no estaban preparadas en lo más mínimo para la llegada inminente del juicio”.

En Ezequiel, leemos al respecto de Sodoma y las demás ciudades destruidas por el juicio de Dios:

He aquí que esta fue la maldad de Sodoma: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas...” (Ezequiel 16: 49).

Esto mismo es lo que está ocurriendo en esta sociedad materialista actual: saciedad de lo necesario, y saciedad de lo innecesario.

A esto hay que añadir las diferentes abominaciones que caracterizaron a Sodoma (de donde viene la palabra sodomita, es decir, homosexual). Seguimos leyendo en Ezequiel:

Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de Mí, y cuando lo vi, las quité” (Ez. 16: 50).

Fueron quitadas de la vista de Dios, porque fueron destruidas por fuego y azufre. Esas ciudades de los días de Lot se llenaron de orgullo – llegaron a creer que podían subsistir por sí mismas sin necesidad de Dios, como ocurre hoy en día – e hicieron todo tipo de abominación, exactamente como ocurre hoy en día.

La abominación que acaece en nuestro tiempo es como la de los días de Lot. Sólo de un poco a esta parte, los “matrimonios” entre personas del mismo sexo, y hasta la adopción de niños por parte de ellas son una lamentable y abominable realidad. Lo sintomático de esto, es que relativamente no ha habido protestas masivas. Se ha creído el engaño de que hay que aplicar el principio de la tolerancia aquí, pero en realidad han aprendido a llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno.

Ni digamos ya del aborto, que es asesinato, de la pederastia, de la violencia de género, del terrorismo de diferente signo, y de un sinfín de malignidades que existieron en los días de Noé y de Lot, aunque sin lugar a dudas, la peor de todas, es la de rechazar al Salvador, cumpliéndose así la palabra: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto...?” (Hebreos 10: 29). Curiosamente, esta es una abominación en la que no participó la gente de Sodoma y Gomorra (ver Mt. 10: 15)

Cuando un individuo o sociedad se entregan por completo al hedonismo (búsqueda del placer por el placer), y a la libertad individual mal entendida, y eso siempre puede ocurrir cuando hay saciedad de pan, y abundancia de ociosidad, la consecuencia siempre es soberbia, abominación y todo tipo de perversión. Ese fue el fruto de Sodoma y Gomorra, y lo es el de esta sociedad global.

“Representación de la huída de Lot y sus dos hijas, quedándose hecha estatua de sal su mujer, cuyo corazón estaba en este mundo”.

Definitivamente, vivimos en los días como fueron los de Lot, y sólo Lot como tipo de la Iglesia fiel que espera al Amado, escapó de la destrucción de su entorno; en cambio, la mujer de Lot, como tipo de la iglesia infiel, se quedará para destrucción.

4. Concluyendo

Como hemos podido ver a fondo, los días como los de Noé y los de Lot no serán los días en que las “naciones anden a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento” (Isaías 60: 3); no serán los días en los que “todos se reúnen y acuden a ti”. No serán días en los que “te pondrás radiante de alegría, vibrará tu corazón y se henchirá de gozo, porque te traerán los tesoros del mar, y te llegarán las riquezas de las naciones” como parafraseaba el falso profeta Rick Joyner al profeta Isaías, verdadero de Dios. Esos días, no serán días de plenitud del conocimiento de Dios sobre la tierra; no serán día gloriosos del Reino, y sin embargo son los días en los que el Señor retornará.

Los días como los de Noé y los de Lot, cuando el Señor vuelve, son días como los de hoy, por eso Jesús puede volver ahora mismo, y de hecho no hay razón escritural alguna para que no pueda ser así, sino todo lo contrario.

a. Prestemos atención

El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que nosotros los cristianos pongamos a Sus enemigos por estrados de Sus pies (S. 110: 1; 1 Co. 15: 24, 25; Hchs. 2: 34), eso lo hace el Padre.

El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que nosotros los cristianos tomemos el control del poder de las naciones, sus gobiernos, y sus riquezas, eso lo hará el Hijo en Su venida gloriosa (Dn. 2: 44, 45; Zac. 14; Ap. 19: 11ss, etc.)

El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que nosotros los cristianos triunfemos sobre la tierra, conquistemos y discipulemos las naciones, y seamos pastores de multitudes, porque todo eso no nos lo ha mandado.

El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que nosotros los cristianos establezcamos el Reino, eso lo va a hacer el Hijo en Su venida gloriosa.

El Señor no va a esperar a enviar a Su Hijo hasta que se produzca el Gran Avivamiento de las Naciones. Ese avivamiento no es para esta dispensación, sino que será en el Milenio (Hab. 2: 14; Is. 11: 9 ver contexto). Otra vez, a partir de que Jesucristo regrese en gloria.

Jesús lanzó al aire una pregunta: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lc. 18: 8), y la respuesta la encontramos en Mt. 24: 37 y en Lc. 17: 26; 28-30: Los días como los de Noé y como los de Lot.

Los días como los de Noé y como los de Lot en los que el Señor volverá, no son días de fe en la tierra, avivamiento y gloria, sino de mucha maldad y apostasía.

El siguiente es un extracto del mensaje que envié hace poco a un joven cristiano muy emprendedor, y con esto termino este artículo:

Muy estimado F.

La oposición de los gobernantes al Evangelio, a mí no me sorprende; es lógica dados los tiempos que corren. Es una muestra más de los días en que nos ha tocado vivir, previos a la venida del Señor a por los que le amamos.

Cada vez se pondrá todo peor en este mundo, y cada vez va a ver más oposición al Evangelio y a los cristianos por parte de los gobiernos, de las instituciones en general, y de las gentes. Eso la Biblia lo enseña, pero no todos quieren verlo.

Lo que enseñan muchos hoy en día, en cuanto a que sin lugar a dudas viene un Avivamiento Mundial y nacional, sólo reside en su imaginación y en su corazón, pero no está necesariamente en la Biblia.

Los que enseñan que la Iglesia de Jesucristo va a conquistar la tierra, queriendo decir que va a traer el Reino visible con todas sus consecuencias, mienten, o son muy ignorantes.

Por supuesto que hay que seguir predicando a Cristo, pero preparémonos para enfrentar días bien difíciles, hermano.

Creo que el Padre está diciendo a los cristianos: “Amad al Señor, temedle, haced Su voluntad, y amad como nunca la venida de mi Hijo”

Así es. Cristo viene pronto. Vivamos con esa diaria expectativa, haciendo Su voluntad la cual la Biblia nos enseña, todo el tiempo que nos resta de estar aquí.

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