El Petróleo(del griego: πετρέλαιον, "aceite de roca"): Es una mezcla compleja no homogénea de hidrocarburos insolubles en agua.
Las investigaciones científicas han demostrado que las cuencas petroleras más ricas del mundo fueron creadas al final de la Era Mesozoica hace 65 millones de años, cuando el meteorito Chicxulub impactó a nuestro planeta. Los científicos creen que el impacto de Chicxulub fue la catástrofe que ocasionó el exterminio de los dinosaurios y, al mismo tiempo, el causante de crear la gigantesca cuenca petrolera de Cantarell.
El hallazgo de petróleo y gas natural en esta área se atribuyó a la presencia de restos orgánicos provenientes de la fosilización de los dinosaurios y probablemente de otras formas de vida animal y vegetal. Por esta razón, a los hidrocarburos se les conoce como “combustibles fósiles”.
Es de origen orgánico, fósil, fruto de la transformación de materia orgánica procedente de zooplancton y algas, que depositados en grandes cantidades en fondos anóxicos de mares o zonas lacustres del pasado geológico, fueron posteriormente enterrados bajo pesadas capas de sedimentos. La transformación química (craqueo natural) debida al calor y a la presión durante la diagénesis produce, en sucesivas etapas, desde betún a hidrocarburos cada vez más ligeros (líquidos y gaseosos). Estos productos ascienden hacia la superficie, por su menor densidad, gracias a la porosidad de las rocas sedimentarias. Cuando se dan las circunstancias geológicas que impiden dicho ascenso (trampas petrolíferas: rocas impermeables, estructuras anticlinales, márgenes de diapiros salinos, etc.) se forman entonces los yacimientos petrolíferos.
Sin embargo, los científicos a favor de la Teoría Abiótica, señalan que el origen de los hidrocarburos naturales es el resultado de un proceso inorgánico resultado de la reacción de carbonato de calcio y agua a altas presiones y temperaturas en el interior de la corteza terrestre.
El cráter de Cantarell, creado por el impacto del meteorito, fue gigantesco con una medida estimada de 160 a 240 kilómetros de ancho. El choque sísmico del meteorito fracturó el lecho profundo de roca que se encuentra por debajo del Golfo de México y generó una serie de tsunamis que ocasionaron que una parte muy grande de tierra se desprendiera y cayera de nuevo en el cráter bajo el agua. Así se formó una fisura importante en la base de este cráter.
Los partidarios de la Teoría Abiótica argumentan que la fractura profunda en el lecho de roca que yace en la profundidad de Cantarell causada por el impacto del meteorito, abrió un camino hacia la profundidad de la tierra y por éste fluyeron líquidos y gases, digamos que se filtraron desde los mantos interno y externo (mesosfera) muy profundos de la tierra y se asentaron sobre la roca sedimentada, donde se encuentran los depósitos o residuos fósiles. Por ello pensaron que estos líquidos y gases se generaron a partir de depósitos y restos fósiles.
Otro importante estudio acerca del lecho de roca de los campos petroleros de Arabia Saudita, muestra una fuerte evidencia que esos campos fueron el resultado de fracturas, fallas y grietas en la roca profunda causadas por el mismo meteorito Chicxulub (al igual que en Cantarell), y no debido al producto del número gigantesco de dinosaurios fosilizados que hubieran muerto por alguna razón en la península arábiga. De acuerdo a un estudio publicado (http://perso.wanadoo.fr/brcgranier/gmeop/Edgell_1992.htm) por el famoso geólogo H.S. Edgell (1992), se argumentó que los campos petroleros de Arabia Saudita, incluyendo el gigante campo en Ghawar, son el resultado de una fisura en la roca profunda a lo largo de la falla “Tendencia Norte-Sur Arábiga” mejor conocida como “la antigua veta” o “el viejo grano” de Arabia.
En otras palabras, de acuerdo a la teoría abiótica del origen del petróleo en tierra profunda, no es necesario aceptar que el voluminoso número de dinosaurios fosilizados muertos al final de la Era Mesozoica, generaron la gigante acumulación de petróleo. Sin embargo, se puede afirmar que esta producción se debe a las fracturas del estrato rocoso profundo, debido al impacto del meteorito, que provocaron la apertura de los depósitos de petróleo en la profundidad de la tierra y les dieron salida hacia la superficie, quedando atrapado en las rocas sedimentadas.Las investigaciones científicas han demostrado que las cuencas petroleras más ricas del mundo fueron creadas al final de la Era Mesozoica hace 65 millones de años, cuando el meteorito Chicxulub impactó a nuestro planeta. Los científicos creen que el impacto de Chicxulub fue la catástrofe que ocasionó el exterminio de los dinosaurios y, al mismo tiempo, el causante de crear la gigantesca cuenca petrolera de Cantarell.
El hallazgo de petróleo y gas natural en esta área se atribuyó a la presencia de restos orgánicos provenientes de la fosilización de los dinosaurios y probablemente de otras formas de vida animal y vegetal. Por esta razón, a los hidrocarburos se les conoce como “combustibles fósiles”.
Es de origen orgánico, fósil, fruto de la transformación de materia orgánica procedente de zooplancton y algas, que depositados en grandes cantidades en fondos anóxicos de mares o zonas lacustres del pasado geológico, fueron posteriormente enterrados bajo pesadas capas de sedimentos. La transformación química (craqueo natural) debida al calor y a la presión durante la diagénesis produce, en sucesivas etapas, desde betún a hidrocarburos cada vez más ligeros (líquidos y gaseosos). Estos productos ascienden hacia la superficie, por su menor densidad, gracias a la porosidad de las rocas sedimentarias. Cuando se dan las circunstancias geológicas que impiden dicho ascenso (trampas petrolíferas: rocas impermeables, estructuras anticlinales, márgenes de diapiros salinos, etc.) se forman entonces los yacimientos petrolíferos.
Sin embargo, los científicos a favor de la Teoría Abiótica, señalan que el origen de los hidrocarburos naturales es el resultado de un proceso inorgánico resultado de la reacción de carbonato de calcio y agua a altas presiones y temperaturas en el interior de la corteza terrestre.
El cráter de Cantarell, creado por el impacto del meteorito, fue gigantesco con una medida estimada de 160 a 240 kilómetros de ancho. El choque sísmico del meteorito fracturó el lecho profundo de roca que se encuentra por debajo del Golfo de México y generó una serie de tsunamis que ocasionaron que una parte muy grande de tierra se desprendiera y cayera de nuevo en el cráter bajo el agua. Así se formó una fisura importante en la base de este cráter.
Los partidarios de la Teoría Abiótica argumentan que la fractura profunda en el lecho de roca que yace en la profundidad de Cantarell causada por el impacto del meteorito, abrió un camino hacia la profundidad de la tierra y por éste fluyeron líquidos y gases, digamos que se filtraron desde los mantos interno y externo (mesosfera) muy profundos de la tierra y se asentaron sobre la roca sedimentada, donde se encuentran los depósitos o residuos fósiles. Por ello pensaron que estos líquidos y gases se generaron a partir de depósitos y restos fósiles.
Otro importante estudio acerca del lecho de roca de los campos petroleros de Arabia Saudita, muestra una fuerte evidencia que esos campos fueron el resultado de fracturas, fallas y grietas en la roca profunda causadas por el mismo meteorito Chicxulub (al igual que en Cantarell), y no debido al producto del número gigantesco de dinosaurios fosilizados que hubieran muerto por alguna razón en la península arábiga. De acuerdo a un estudio publicado (http://perso.wanadoo.fr/brcgranier/gmeop/Edgell_1992.htm) por el famoso geólogo H.S. Edgell (1992), se argumentó que los campos petroleros de Arabia Saudita, incluyendo el gigante campo en Ghawar, son el resultado de una fisura en la roca profunda a lo largo de la falla “Tendencia Norte-Sur Arábiga” mejor conocida como “la antigua veta” o “el viejo grano” de Arabia.
Desde que Cantarell fue descubierta, los geólogos han caído en la cuenta de que las olas y movimientos generados por el impacto del meteorito han sido los causantes de los cambios en la forma de la superficie de nuestro planeta: fracturando los lechos de roca que se encuentran en la profundidad de la tierra y provocando movimientos en las diferentes capas que forman la corteza y los mantos superior e inferior.
Cantarell surge así, recientemente, como una fuente de información de gran interés para muchos investigadores. Los resultados estructurales del impacto del meteorito señalan a esta área, como un lugar de gran potencial para ser explorado con el fin de encontrar nuevos y abundantes yacimientos de gas y de petróleo.
Sin embargo, podemos decir que hasta la fecha, las investigaciones en el Golfo de México han sido pobres. Desde los puntos de vista científico y económico, se requiere incrementar la exploración en las aguas profundas del Golfo de México con la última tecnología disponible.
Yo me pregunto si los defensores de la teoría del agotamiento de los hidrocarburos, como Colin Campbell, no se asombrarían al encontrar que el Golfo de México podría rivalizar en reservas petroleras y de gas natural con la misma Arabia Saudita que presume de contar con 260 miles de millones de barriles de reservas de petróleo. Éste es el gran reto al que se enfrentan los políticos, investigadores y promotores del desarrollo económico en México.
Por lo que respecta específicamente al gas natural, el Departamento de Energía de los Estados Unidos (EIA) sigue enseñando a los niños que es un “combustible fósil”. En su página electrónica sigue mostrando a criaturas nadando en el océano hace millones de años, que murieron y se deterioraron, cubiertas de lodo y tierra y cuyo cocimiento se convirtió en gas natural.
Sin embargo, muchos científicos han demostrado que el metano, el principal ingrediente del gas natural, se puede formar inorgánicamente, como resultado de un proceso natural que no necesita de material biológico como el de dinosaurios muertos, ni de la descomposición de bosques antiguos, ni siquiera de la pequeña vegetación flotante marítima (plankton) que quedó atrapada en la tierra.
Estos hallazgos científicos son importantes porque presentan al mundo un nuevo paradigma científico que sostiene que el origen del petróleo y el gas natural proviene de procesos abióticos que se realizan en los estratos profundos de la tierra.
En 2004, Henry Scott de la Universidad de Indiana junto con científicos del Instituto de Carnegie en Washington, del Laboratorio Nacional de Livemore y con investigadores de la Universidad de Harvard, entre los que destaca Dudley Herschbach, Premio Nobel de Química en 1986, realizaron un experimento en el que sintetizaron metano.
Este equipo de científicos decidió mezclar óxido de hierro, carbonato de calcio y agua a temperaturas muy elevadas, hasta de 500 grados centígrados y a una presión altísima en el rango de 11 gigapascales (un gigapascal equivale a la presión de 10 mil atmósferas). En concreto lo que estos científicos deseaban probar era la posibilidad de producir metano en laboratorio con la combinación de estos elementos a elevadas presiones y temperaturas, comparables a las que se experimentan en los mantos profundos de la tierra.
El objetivo era probar que un hidrocarburo de la familia petrolera podría ser producido a través de reacciones inorgánicas que no incluyeran agentes biológicos. El experimento fue todo un éxito, con la producción de gas metano o sea, gas natural.
Estos resultados sugieren la posibilidad de la existencia de grandes reservas de gas metano, no sólo en la corteza terrestre, sino también y abundantemente, en los mantos superior e inferior de la tierra (mesosfera); los depósitos serían termodinámicamente estables con las condiciones geológicas presentes en estos estratos profundos, por lo que las reservas de metano podrían existir de manera potencial por millones de años.
Esto representa implicaciones serias para las reservas de hidrocarburos de nuestro planeta, ya que debido al enorme tamaño de los mantos superior e inferior de la Tierra, las reservas de hidrocarburos en las capas más profundas podrían ser más grandes que las reservas encontradas y estimadas hasta la fecha en la corteza terrestre.
Otro hallazgo importante fue el descubrimiento de la NASA en diciembre del año 2005. Se encontró abundante cantidad de metano de naturaleza no-biológica en la luna más grande del planeta Saturno llamada Titán. Este descubrimiento lo anunció el científico Hasso Niemann de la NASA responsable del estudio e interpretación de la “Cromatografía de Gases/Espectrometría de Masas” realizadas a bordo de la nave Cassini-Huygens que aterrizó en Titán el 14 de enero del año 2005. En ésta expedición también se encontraron trazas de hielo, alquitrán y petróleo
Este gran hallazgo científico se constituyó en una prueba más de que el gas natural no requiere de productos biológicos para formarse. En un principio, la NASA pensó en la posibilidad de que el metano de la luna Titán del planeta Saturno pudiera constituirse en una prueba de que hasta cierto punto pudo haber dinosaurios, o bosques antiguos o aún vegetación marina de alguna clase en esa luna. Pero hasta donde los científicos han podido comprobar, no existe señal alguna de vida biológica que haya sido encontrada jamás en Titán. Aún así, esta luna es abundante en metano.
Actualmente el Departamento de Energía de Estados Unidos patrocina un proyecto llamado “Incursión Profunda” (Deep Trek) con el fin de recuperar recursos de gas natural a profundidades cercanas a cinco kilómetros bajo la superficie de la tierra. La tecnología actual ya permite la recuperación comercial de depósitos de gas en lugares profundos de la tierra.
De esta manera surge un nuevo paradigma que podría cambiar nuestra visión respecto al gas natural. Si el gas natural se puede formar con procesos totalmente inorgánicos en las profundidades de la tierra, entonces podría ser que la misma tierra esté generando y produciendo gas natural en un proceso continuo. Los científicos van aún más lejos, y afirman que los esfuerzos de exploración sugieren la existencia abundante de metano en las profundidades de la tierra y que dudan de que pueda acabarse, aun si sustituimos una parte importante de otras fuentes energéticas por el uso de más gas natural.
Ésta es también una buena noticia para los ecologistas. El efecto exponencial del sobrecalentamiento de la tierra forzará a todos los países a tomar medidas para disminuir el uso del petróleo. La única alternativa es desarrollar el gas natural que es más amigable con el medio ambiente.
Estados Unidos hizo inversiones millonarias en una estrategia de ganar-ganar en el Proyecto de Desarrollo Petrolero Ruso Siberiano. ¿Por qué no hacerlo con México que está más cercano y con quien comparte recursos de gas natural en el Golfo de México, capitalizándolo de tal forma que Estados Unidos sea un importador de gas mexicano y no exportador de gas a México como ocurre actualmente? Todo depende de la Reforma Energética que le permitiría a PEMEX atraer inversión y tecnología de punta para este fin.
Los hallazgos científicos recientes abren un abanico de posibilidades. Tanto Rusia como Vietnam están descubriendo petróleo en estructuras volcánicas en los lechos de rocas profundas. Los geólogos que siguen llamando “energéticos fósiles” al petróleo y al gas natural, detienen el proceso de exploración cuando la perforación llega al lecho de roca profunda. El nuevo paradigma que implica la Teoría Abiótica cambiará también las estrategias de exploración para llegar hasta las fuentes más profundas de estos productos energéticos.
Sin embargo, queda aún una interrogante. Si se demostró científicamente que el gas natural es un producto abiótico, proveniente de las profundidades de la tierra, ¿podría ser posible que el petróleo también lo fuera? No se sabe aún con certeza. Lo que si es bien conocido es el proceso de producción que consiste en la aglomeración de moléculas de metano o gas natural formando cadenas más grandes y densas que dan por resultado Petróleo Sintético.
Es muy probable que con la investigación científica surjan muchos nuevos paradigmas sobre los recursos energéticos en el futuro, revolucionando seguramente la forma de estimar sus reservas y de diseñar la Política Energética del mañana.
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