“Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová. Y Jehová volvió a aparecer en Silo; porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo por la palabra de Jehová”
1 Samuel 3:20-21
1 Samuel 3:20-21
INTRODUCCIÓN
De conformidad con la cita base vemos que dentro de las características de un profeta genuino esta la fidelidad y el conocimiento de la Palabra para recibir revelación. Al pueblo de Dios le pueden ocurrir desgracias por maldiciones generacionales o pecados, pero una de las desgracias más grandes que le puede ocurrir como pueblo cristiano es no tener ministros preparados y ungidos, comprometidos con nuestro Dios y que respondan por las ovejas que les han sido encomendadas para su cuidado, por lo cual actualmente existe mucho pueblo de Dios ciego, sordo, manco y con hambre, espiritualmente hablando, porque carece de ministros responsables y preparados para cuidarlos.
El Señor Jesús se lamentó porque los judíos a pesar de que tenían un templo, no tenían pastor “Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas” (Mr. 6:34).
Hay muchas ovejas que no reconocen autoridad, esto sucede porque no hay sido enseñadas, por cual es indispensable que el pastor cuide de sus ovejas responsablemente.
La madurez no se improvisa, sino que se lleva mucho tiempo para adquirirla y tiene propósitos.
Es importante que como ministros de Dios no examinemos para ver si estamos cumpliendo con la tarea que nos ha sido delegada y ejercer la función para la cual fuimos llamados.
DESARROLLO
En la Biblia vemos al pueblo de Israel que tenía un sacerdote que se había quedado ciego, es decir que no tenía visión espiritual y su corazón se le había engrosado. Recordemos que los hijos del Sacerdote Elí eran los encargados para ministrar conforme a la Ley y a la genealogía, sin embargo su servicio no era agradable a Dios y no edificaban al pueblo, cayeron en indolencia e irresponsabilidad para valorar lo que Dios había puesto en sus manos y su padre no ejercía autoridad sobre ellos. En su lugar Dios levantó al hijo de una mujer estéril cuyo corazón se regocijaba en el Señor luego de recibir respuesta a su petición, a la estéril le fue hecho el milagro para concebir al profeta Samuel en su vientre (1 Sm. 1:10-20).
EL PROFETA SAMUEL
¿Será que el Señor busca a sus ministros en los seminarios teológicos O bien los busca dentro de los necesitados?. Sin quitar merito a los seminarios teológicos porque el conocimiento teórico no es dañino, pero creemos que los verdaderos ministros son los que forma el Espíritu Santo, según el anhelo de un corazón necesitado de Dios, por lo cual dentro de esos necesitados Dios levanta ministros del Espíritu para que puedan predicar y cuidar a ovejas necesitadas.
A. La mies es mucha y los obreros pocos
El que quiere ser lanzado al ministerio debe saber que hay requisitos y comprender que el camino es duro, no obstante el Dios conoce el corazón de sus siervos que se mueven en la obra; y, a quien llama El le suministra la capacidad y las fuerzas para desenvolverse en el ministerio.
Moisés estuvo ministrando al pueblo de Israel en el desierto por cuarenta años, previamente debió pastorear ovejas durante otro periodo igual en Madian, esto nos habla de preparación y madurez ministro (Ex. 3:1).
“Y Sucedió que a su debido tiempo, Ana Concibió y dio a luz un hijo. Y le puso por nombre Samuel, diciendo: "Porque se lo pedí a Jehová."
(1 Sm. 1:20)
Samuel quiere decir “oído de parte de Dios” o “pedido a Dios”.
Para que haya ministros verdaderos en una congregación, es necesario que el pueblo de Dios clame al Padre de la mies un ministro conforme a su necesidad, jamás someterlo a votación y elegirlo humanamente, por ello nuestro Señor Jesús en Lc. 10:2 dijo: “…La mies es mucha y los obreros pocos, pedid al Dueño de la mies que envíe obreros a la mies”. Para el ministerio tenemos que tener un corazón dispuesto y agradecido para servir a Dios, no importando la remuneración ofrecida, porque el obrero dice la Biblia es digno de su salario, pero es Dios el que decidirá en que forma proveerá y sobreabundará para cubrir las necesidades del ministro y de su familia, porque Dios no llama solo al varón, llama a su hogar para serle fiel.
B. Crecer en la Palabra antes de buscar un ministerio
Nadie puede ser enviado a la obra si aun esta bebiendo leche y recién esta empezando a mamar de la leche espiritual no adulterada. Es necesario que tenga crecimiento y desarrollo primero (1 Pd. 2:2).
1 Sm. 1:24 – 28 Bla, “Después de haberlo destetado, lo llevó consigo, con un novillo de tres años, un efa de harina y un odre de vino, y lo trajo a la casa del SEÑOR en Silo, aunque el niño era pequeño. 25 Entonces sacrificaron el novillo, y trajeron el niño a Elí. 26 Y ella dijo: ¡Oh señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti orando al SEÑOR. 27 Por este niño oraba, y el SEÑOR me ha concedido la petición que le hice. 28 Por lo cual yo también lo he dedicado al SEÑOR; todos los días de su vida estará dedicado al SEÑOR. Y adoró allí al SEÑOR”.
Notemos que El profeta Samuel, creció, se alimentó, desarrolló y maduró espiritualmente dentro del ministerio, lo cual nos habla debemos ser formados y prepararnos antes de buscar un ministerio, porque habrán luchas y pruebas muy fuertes que soportar y sobrellevar para salir victoriosos, no con fuerzas y capacidad humana sino con la capacidad que da nuestro Dios, por lo cual es evidente prepararnos y someternos al Espíritu Santo para ser formados siendo vasos de honra siendo usados como ministros del Espíritu para gloria de Dios.
C. Hay que ser como niños para el llamado ministerial
Es necesario tener la fe de un niño, para tener revelación de lo alto (Lc. 10:21)
Cuando se recibe el llamado es necesario creerlo, no entrar en vanos razonamientos, sino por el contrario ser guiados por el Espíritu a la verdad de Dios, según sus propósitos.
D. Ministrar en lo íntimo antes que en lo público
Es necesario tener comunión con Dios en la intimidad de nuestra vida, antes de querer ministrar públicamente. Deriva de ello si no hay humillación en la intimidad personal de nuestro hogar, por ejemplo arrodillarnos o postrarnos, como que no tuviésemos derecho de hacerlo en público.
“El joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino”.
1 Sm. 2:18
E. Crecer delante del Señor
Ana no dudó de entregar a su hijo al sacerdote Elí que ministraba con sus hijos, aunque estos tenían mala fama, porque se lo estaba entregando al Señor a quien lo había dedicado como ofrenda a su servicio por haber erradicado su infertilidad.
Todo ministro de Dios debe sentirse bendecido cuando sus hijos sirven al Señor con temor y temblor, no cono el caso de los hijos de Elí.
“Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres”.
1 Sm. 2:26
Muchas veces hay siervos que crecen en la iglesia sirviéndole fielmente al Señor como que nadie se diera cuenta, no obstante el Señor te dice que para Él no pasa desapercibida tu fidelidad y pronto vendrá tu tiempo en el cual serás levantado.
Muchas veces hay siervos que crecen en la iglesia sirviéndole fielmente al Señor como que nadie se diera cuenta, no obstante el Señor te dice que para Él no pasa desapercibida tu fidelidad y pronto vendrá tu tiempo en el cual serás levantado.
En el caso del niño Jesús, su madre María guardaba estas cosas dentro de su corazón, porque probablemente no hubiera sido entendida al comentar con respecto al crecimiento de Jesús.
El profeta Samuel fue paciente y supo esperar el tiempo de Dios para ejercer su ministerio, veamos:
"Cuando la lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del SEÑOR donde estaba el arca de Dios”.
1 Sm. 3:3
F. No esperar recompensa de los hombres
Tengamos la seguridad de que Dios no es injusto para olvidad la obra de sus siervos.
Dios sabe que necesitamos ser bendecidos y respaldados en el servicio que le ofrecemos, pero es necesario crecer, desarrollar y madurar para Él.
Aunque no nos den palmadas en la espalda, es necesario seguir adelante poniendo nuestros ojos en Jesús.
Los fariseos decían acerca de Jesús “Grandes señales ha hecho delante de nosotros y no lo podemos negar. (Jn 11:47)
Si perseveramos en la obra de Dios, al principio tendremos la oposición del hombre, pero según perseveremos seremos recompensados. “Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada”.
1 Sm. 3:7
Pablo decía que “quería conocerle a El y el poder de su resurrección”, luego de 14 años de ser Apóstol de Jesucristo (Fil 3:10)
En el caso de Eli y Samuel vemos a un sacerdote viejo enseñándole a un profeta joven, esto nos habla que debemos estar dispuestos a aprender de los que han desarrollado un ministerio.
Pablo decía que “quería conocerle a El y el poder de su resurrección”, luego de 14 años de ser Apóstol de Jesucristo (Fil 3:10)
En el caso de Eli y Samuel vemos a un sacerdote viejo enseñándole a un profeta joven, esto nos habla que debemos estar dispuestos a aprender de los que han desarrollado un ministerio.
H. No dejar caer a tierra ninguna palabra de Dios
“Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras”.
(1 Sm. 3:7).
Todo lo que Dios habla a través de los mensajes de la Palabra debemos guardarlo en nuestro corazón para ser digerido espiritualmente, porque a su tiempo Dios se glorificará y cumplirá su propósito en cada uno.
CONCLUSIÓN
Dios está trabajando en nuestras vidas y preparándonos para su obra. Cada etapa que hemos vivido de formación debemos apreciarla y crecer en su conocimiento e intimidad, según su propósito cuando sea el tiempo podamos servirle ministerialmente.
Todo lo que Dios habla a través de los mensajes de la Palabra debemos guardarlo en nuestro corazón para ser digerido espiritualmente, porque a su tiempo Dios se glorificará y cumplirá su propósito en cada uno.
CONCLUSIÓN
Dios está trabajando en nuestras vidas y preparándonos para su obra. Cada etapa que hemos vivido de formación debemos apreciarla y crecer en su conocimiento e intimidad, según su propósito cuando sea el tiempo podamos servirle ministerialmente.
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