En 1968 una joven alemana, normal y corriente, que todavía iba al instituto comenzó a sufrir convulsiones. Sus padres la llevaron al médico y se le diagnosticó epilepsia. Poco después Anneliese Michel empezó a sufrir alucinaciones demoníacas mientras rezaba y a oir voces que le decían que estaba maldita. Unos años más tarde se determinó que las causas de estos comportamientos extraños eran fruto de una depresión con tendencias suicidas. En 1975 los padres, católicos practicantes, llegaron a la conclusión de que su hija estaba poseída, así que la sacaron del centro médico.
El primer aviso de que la joven podía estar poseída llegó cuando una señora mayor acompañó a Anneliese a una peregrinación y se dio cuenta de que evitaba pasar por delante de una imagen de Jesús y tampoco quiso beber agua procedente de un recipiente sagrado. Poco después un exorcista de un pueblo cercano verificó que se trataba de una posesión y ahí comenzó el calvario, tanto para los padres como para la chica.
Los encargados de llever a cabo el exorcismo de Anneliese eran dos párrocos, los padres Arnold Renz y Ernst Alt, quienes habían tratado varios casos de posesiones previamente.
Anneliese les decía que varios demonios la poseían, entre ellos destacaban Lucifer, Judas Iscariote y Hitler entre otros. Según ella el demonio no le permitía comer, por lo que solo se alimentaba a base de moscas, arañas y carbón, de beber solo tomaba su propia orina. Entre otros hechos extraños que la joven hizo fue arrancar de un mordisco la cabeza de un pájaro muerto, meterse debajo de una mesa y ladrar como un perro durante dos días seguidos, gritar durante horas y orinar en el suelo eran de los actos más habituales para esta joven.
El primer aviso de que la joven podía estar poseída llegó cuando una señora mayor acompañó a Anneliese a una peregrinación y se dio cuenta de que evitaba pasar por delante de una imagen de Jesús y tampoco quiso beber agua procedente de un recipiente sagrado. Poco después un exorcista de un pueblo cercano verificó que se trataba de una posesión y ahí comenzó el calvario, tanto para los padres como para la chica.
Los encargados de llever a cabo el exorcismo de Anneliese eran dos párrocos, los padres Arnold Renz y Ernst Alt, quienes habían tratado varios casos de posesiones previamente.
Anneliese les decía que varios demonios la poseían, entre ellos destacaban Lucifer, Judas Iscariote y Hitler entre otros. Según ella el demonio no le permitía comer, por lo que solo se alimentaba a base de moscas, arañas y carbón, de beber solo tomaba su propia orina. Entre otros hechos extraños que la joven hizo fue arrancar de un mordisco la cabeza de un pájaro muerto, meterse debajo de una mesa y ladrar como un perro durante dos días seguidos, gritar durante horas y orinar en el suelo eran de los actos más habituales para esta joven.
Durante los exorcismo que se le llevaban a cabo la joven hacía genuflexiones, unas 600 por cada sesión de exorcismo, lo que le produjo la rotura de huesos de ambas rodillas. Durante estas sesiones ningún médico se encontraba presente, las convulsiones eran cada vez mayores y la víctima se resistía a comer. Tiempo después cuando se juzgó a los padres y sacerdotes por la muerte de la chica, se determinó que si se hubiera llamado a un médico o ingresado a la chica en un hospital todavía seguiría viva. Hay que tener en cuenta que antes de morir llegó a pesar 30 Kilos.
Anneliese pertenecía a una familia extremadamente religiosa. Antes de nacer ella la madre tuvo una hija ilegítima, lo que le hizo pasar muchísima vergüenza en el pueblo y cuando se casó lo tuvo que hacer cubierta por un velo negro, para mostrar al mundo su pecado. Esa hermana suya murió con 8 años y Anneliese tan solo pretendía tener contenta a su madre, por eso se hizo una ferviente católica. En su adolescencia durmió varios días en el suelo, para liberar a los pobres y drogadictos de sus pecados, al verlos a ellos dormir en el suelo de la estación de trenes. Cuando iba a la universidad tenía su habitación llena de fotos de santos, tenía al lado de la puerta agua bendita y rezaba el Rosario regularmente.
Cuando Anneliese se murió las autoridades consideraron culpables a sus padres y los dos sacerdotes que la habían atendido. Las causas de la muerte de la chica fueron desnutrición y deshidratación. También sufría neumonía y fiebre muy alta. Se la enterró al lado de su ilegítima hermana, sitio reservado para hijos ilegítimos y suicidas.
Sus últimas palabras antes de morir fueron: a los curas - rezad para la absolución; y a su madre - Mamá, tengo miedo. Durante el juicio se especuló con la posibilidad de que los sacerdotes al intentar ayudarla estuvieran provocando el efecto contrario, esto es, animándola a continuar con su historia de posesión y sus hábitos extraños y poco saludables.
Dos años más tarde de su muerte su cuerpo fue exhumado por petición de sus padres, según ellos para poder enterrarla en un ataud mejor que en el que estaba. La verdad era que una monja les dijo que había tenido una visión y que el cuerpo de su hija estaba aún intacto. Según las investigaciones el cuerpo tenía rastros inequívocos de putrefacción, aunque las fotos del cuerpo nunca salieron a la luz.
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